La coalición #PorLosBosques, conformada por más de 40 organizaciones de la sociedad civil, en su mayoría organizaciones ambientales, sociales y de salud, solicita al Gobierno del Paraguay declaración de emergencia nacional en toda la República del Paraguay.
Por tercer año consecutivo, las olas de calor y la contingencia climática, hidrológica y agropecuaria se vuelven a presentar con incendios de gran complejidad afectando a áreas de alto valor de conservación, paisajes productivos y áreas pobladas. Sólo en julio se duplicaron los focos de calor registrados en este mes, en comparación con el promedio de los últimos 10 años anteriores. En los últimos días, dos frentes masivos de incendios provenientes del Departamento de Santa Cruz, Bolivia han ingresado, al igual que en el año 2019, con gran potencia al territorio paraguayo, afectando el Departamento de Alto Paraguay en la Reserva de Biosfera del Chaco (MaB UNESCO) y área de influencia del Área Silvestre Protegida Cerro Chovoreca. También se registran focos de calor en el Área de Reserva para el Parque Nacional Rio Negro, cercanos a Bahía Negra. En la Región Oriental La Reserva para Parque San Rafael, en el Departamento de Itapúa, conocida también como el Tekoha Guasu del Pueblo Mbyá Guaraní, y la Reserva Guyra Retã de Guyra Paraguay, fueron recientemente centro de un incendio forestal de gran magnitud. Actualmente hay fuegos descontrolados en los Parques Nacionales Cerro Cora, Paso Bravo y Serranía de San Luis.
La escasa humedad del suelo y la vegetación, posterior a una sequía prolongada han aumentado el riesgo de ocurrencia de incendios en todo el país. Esto sumado a condiciones adversas como la falta de lluvia y registros históricos de bajantes de ríos en décadas, asociados al fenómeno de La Niña son la explicación de los severos incendios descontrolados que se registran en todo el territorio nacional. A este ambiente propicio se agregan las causas indiscutiblemente antrópicas, cuando las personas provocan fuegos de varias formas o utilizando prácticas inadecuadas de quema sin criterios técnicos y en condiciones de riesgo.
Sin pronóstico de lluvias importantes, actualmente están en alto riesgo importantes extensiones de áreas protegidas, así como muchas otras áreas de vegetación natural (reservas forestales, bosques protectores de cauces, cortinas rompevientos, humedales y pastizales naturales) además de áreas dedicadas a la producción agropecuaria. De manera directa, pobladores y comunidades aledañas están expuestos a una baja calidad del aire generando severos problemas de salud, especialmente afectaciones respiratorias.
Es de suma importancia para nuestras organizaciones reafirmar y solicitar al Gobierno Nacional y sus representaciones departamentales y subnacionales, lo siguiente:
● Enfocar la atención de los gobiernos en el fortalecimiento de la gestión de riesgos en áreas protegidas. Lo que exige una gestión de brigadas de bomberos forestales y unidades de soporte multidisciplinario, con prácticas en sistemas de respuesta ante desastres.
● Prohibir la trasformación definitiva de las áreas afectadas por los incendios y actuar para la recuperación de estas zonas quemadas para retornar los valiosos servicios que prestan a la salud, a la producción y a las comunidades.
● Coordinar la instalación de una “Mesa de gestión de contingencia de incendios y desastres” nacional y a nivel de los municipios y gobernaciones, que promueva campañas de concienciación y prevención sobre incendios forestales, involucrando a la sociedad civil y al sector privado desde el compromiso y la necesidad de difundir información y mensajes sobre esta responsabilidad conjunta y ante la magnitud de estos incendios reincidentes.
· Reconocer a los ecosistemas y ecorregiones del Paraguay como áreas prioritarias para la conservación del Gobierno y actuar en consecuencia con la creación de políticas nacionales sostenibles. Los recursos naturales proveen Derechos Humanos básicos inalienables, como el acceso al agua y el alimento. Estos incendios afectan toda la dinámica de la generación de estos recursos.
· En función al reconocimiento de ecosistemas y ecorregiones como áreas prioritarias para la conservación, promover las políticas sostenibles necesarias en la Reserva de la Biosfera Chaco Paraguay, categoría asignada por el Programa MaB de la UNESCO en el año 2005. Si bien su Comité de Gestión ha sido nuevamente reactivado por impulso del MADES, a la fecha no se ha podido aún avanzar en la implementación de su Plan de Acción.
· Identificar y dar el mayor nivel de protección a los bosques que prestan servicios ambientales de cortafuegos.
· Iniciar, cuanto antes, el proceso de restauración de las áreas afectadas por los incendios. Asimismo, esto debe ir acompañado de un proceso de recomposición de los territorios ancestrales afectados, así como un plan de prevención que minimice los riesgos en el futuro.
· Coordinar acciones transfronterizas en ecorregiones compartidas y acciones decididas con base a la experiencia de los años 2019 y 2020.
· Asegurar la protección y atención de necesidades a las comunidades indígenas, rurales y urbanas que se han visto afectadas por los incendios y que se encuentran en zonas de riesgo.
· Fortalecer las alianzas público-privadas que permitan escalar los esfuerzos de prevención, respuesta y recuperación ante desastres de estas magnitudes, pues en la labor de conservar los recursos naturales comunes debemos estar todos juntos.
· Que el gobierno implemente y cumpla, y en su caso se realicen las adecuadas modificaciones, de la Ley 4.014/10 “De prevención y control de incendios” y provea de los fondos presupuestarios necesarios en el Presupuesto General de la Nación. En especial, la implementación de la “Red Paraguaya de Prevención, Monitoreo y Control de Incendios” creada en el artículo 4° de la mencionada ley.
· Para disminuir el riesgo de que desastres como estos se repitan con frecuencia, es fundamental la generación y aplicación de políticas públicas que disminuyan las tasas de conversión de uso de suelo, ejerzan mecanismos de control eficientes para detectar delitos ambientales, se apunte a gestionar la resiliencia de las comunidades al cambio climático. Así también se necesita capacitar, financiar y equipar a cuerpos de bomberos, guardaparques y dar apoyo a estos para dar respuestas en tiempo y forma ante estos fenómenos.
Por su parte, la Coalición #PorLosBosques seguirá trabajando en iniciativas que instalen modelos de gestión sostenible, de alertas tempranas, apoyando en capacitaciones y proveyendo a los diferentes sectores de equipos necesarios para enfrentar estos desastres ecológicos y al mismo tiempo estamos vigilantes y atentos ante las acciones de quienes toman decisiones claves sobre la gestión de los bienes comunes públicos.
Para esto es fundamental que los gobiernos locales y municipales se enfoquen en impulsar el Ordenamiento Urbano y Territorial, como lo exige la misma ley que los regula y promuevan buenas prácticas de ganadería y agricultura sostenible, estableciendo férrea protección a las áreas protegidas, la conexión de bloques forestales en corredores funcionales para la biodiversidad y fomentando el trabajo conjunto desde la mirada transnacional hacia el cuidado de los ecosistemas compartidos.
Es, así mismo de alta importancia proyectar y emprender políticas de crecimiento económico en función al desarrollo sostenible, donde los bienes naturales no permanezcan bajo intensas presiones, operando básicamente como ventajas estrictamente comparativas del modelo; deben impulsarse y fortalecerse políticas de diversificación y modernización que incrementen la participación industrial y de servicios, incorporándose medidas de innovación para avances efectivos hacia la conformación de ventajas competitivas.
Por todo lo expuesto y atendiendo las terribles consecuencias que están causando los fenómenos climáticos, agravado por actividades antrópicas en toda la región, solicitamos, muy respetuosamente, se declare emergencia nacional para todo el territorio de la República del Paraguay y se adopten políticas efectivas, fortaleciéndose la implementación de aquellas de mitigación y adaptación, para no encontrarnos en el próximo periodo anual bajo iguales, o peores, situaciones de emergencia.